(…) Ayer me lo dijo y se lo copié en que cada día me gusta más, lo admiro más y lo quiero más. Siento que tiene muchísimo potencial que está dentro de él y solo tiene que confiar más en sí para empezar a soltar cuerda y sacarlo a la luz.
No se trata de demostrar a nadie todo lo que vales ni decirle al mundo quién eres por nombre y apellido, por ahí no va el asunto. Más bien es el decirte a ti que lo que tienes para dar te ha servido y confías plenamente en que puedes ayudar a alguien, o incluso interesarle lo que tienes adentro — ni que sea a una persona de todo tu círculo (físico y virtual). Lo haces por y para compartirte, compartir tu esencia y dar la mano a quien lo necesite, y eso es lo que hace que te sientas lleno, lleno de bondad, de amor y de compasión, te hace querer seguir abriéndote y dando lo mejor de ti, para después ofrecerlo.
Pero esto es la última etapa, lo magnífico de todo esto es que para darlo, primero lo has tenido que crear dentro de ti: se ha elaborado, probado, corregido y servido como un plato de comida. Esa es la auténtica clave, ese es el desarrollo personal que hoy en día vende tantos libros y mueve a tantos confenciantes.
Crearlo en ti para después sacarlo. That’s the key.