Hoy es el Día del Padre y no quería pasar esta fecha por alto. Es verdad que a una persona — ya sea tu padre, tu hermano o tu pareja — se la quiere todos los días del año y no el día en que el consumismo ha marcado en el calendario para que compres algo de forma automática. ¿Si no le regalas eres un mal hijo? No lo sé la verdad porque mi madre siempre ha estado compinchada con nosotros para que tuviera algún paquete para abrir. Yo me enfadaba porque no era su padre y no entendía por qué se tenía que meter entre mi hermano, yo y mi padre, como si fuera una hermana más. Con los años entendí la forma de ser de mi abuelo y la nula organización por parte de mi hermano y mía para comprarle algo decente y no el collar de macarrones o el bote con arena de colores.
Personalmente no creo que haya que regalar algo material y costoso, menos por pura obligación. Solo exceptúo los cumpleaños, ahí sí que o es ese día o poco sentido tiene regalar una tarta para que alguien sople las velas. Seré que me estoy haciendo mayor, pero no me digas que no es más bonito un regalo inmaterial, y más si eres de los míos que en dos meses no recuerdas ni con qué te encontraste al abrir el paquete.
Un ratito junto a tus seres queridos. Los recuerdos son lo que vas atesorando en el cajón de la memoria y los que, en diez o veinte años, cuando eches un vistazo por ahí, van a volver a hacerte sentir. Creo que lo material puede también evocarte ilusión, pero en otro sentido. No el objeto en sí sino como un móvil, ese enlace que te lleva a la parte emocional de cuando descubriste lo que era mientras rompías el papel del envoltorio. Lo que acabas recordando con una sonrisa y el corazón henchido son los recuerdos que llegan tras su uso, bien en compañía o en solitario, de esas primeras veces en las que pulsaste el botón de encendido y los comentarios y expresiones que se crearon alrededor del objeto. La práctica repetitiva y lo diferente que fue cada una. Qué contradictorio y semejante a la vez. La misma función una y otra vez creando recuerdos variopintos y dispares entre sí. Es la paradoja de la vida, que por mucho que se repita una misma acción, nunca será la misma; y no hay más misterio que la continua evolución humana: ni eres igual que ayer, ni lo serás de aquí a una hora. Cambias tú y cambian los resultados, así de simple. Y lo mismo pasa con lo que ves y escuchas: no resuena igual “Canciones para Julia” de la mano de Paco Ibáñez hoy que hace unos años donde la tristeza y la apatía estaban a la orden del día. Ni tampoco sientes la misma emoción del comienzo de un nuevo día cuando ves el amanecer en tu rincón favorito en la montaña hoy que cuando nació tu primer hijo.
Volviendo al punto de partida, a una persona se la quiere diferente a cuando la conociste si cogemos de referencia el día de hoy. Puede que te haya causado interés y te hayas enamorado, que hayáis tenido algún que otro enfrentamiento — espero que resuelto — y te haya dañado, o puede que sencillamente ya no esté presente en tu vida. Pero desde luego que ese cúmulo de vivencias que ambos habéis almacenado a lo largo del tiempo, es lo que de verdad importa. De nada sirve darlo todo un día y olvidarse al siguiente, como diría mi abuela eso es pan para hoy y hambre para mañana. En la vida hay que ser constante y luchar por lo que se quiere día tras día, como en una carrera de fondo o una carrera universitaria, o en un entrenamiento de fuerza para aumentar tu masa muscular (por si no eres de cardio). Se aprende a base de caídas y errores, de continuos enfrentamientos con los pensamientos que tu cabeza crea y hace que te los creas, con una gran dosis de paciencia y perseverancia. Porque solo llega arriba quien no ha dejado de caer y levantarse y caer y levantarse y caer y levantarse.
Me gustaría acabar esta carta mencionando a un doctor de la Univ. de Barcelona, además de conferenciante y formador, que mencionó esta fórmula que dicta cuánto valor tienes como persona, y si te soy sincera la uso cuando veo que mis energías toman un rumbo incorrecto: “(C+H)xA” [C: conocimientos / H: habilidades / A: actitud]. Te dejo el video en este link para que lo entiendas mejor.
Y sin más que preámbulos, gracias por todo papi.
Te quiere,
Tu hija