¿Sabes esa sensación de cuando has actuado bien y en beneficio de ti y de tu entorno? Así me siento hoy. Podría haber optado por estar decaída, triste e incluso depresiva, avinagrarme por tener que ir un día más a trabajar o dormir 5h, quedarme muda y apática todo el día y excusarme en el cansancio y que me ha venido la regla. Pero he optado por todo lo contrario: por sonreír y estar abierta tanto a dar como a recibir, a sentir gratitud por todo lo que sí tengo en mi vida y por las personas con las que la vida me ha hecho toparme, por estar alegre y habladora, por preocuparme y preguntar cómo están los de mi alrededor.
Básicamente ha sido un trabajo de darle la vuelta a la situación para tener presente lo que sí tengo y desechar todo lo que no. Siempre van a haber cosas que no tengamos, nadie lo tiene todo — y si es así, no al 100% de satisfacción, de eso estate seguro. Por eso de nada sirve estancarse en ese pensamiento negativo, lo único que vas a lograr es enfadarte contigo mismo, sentirte un fracasado o estar triste por no tenerlo. O lo que es peor: las tres emociones eclosionando ala vez en tu interior.
Por eso, déjame que te pida que la siguiente vez que tu cabecita te esté llevando hacia allí, dile que vuelva a coger señas GPS para redirigir ruta porque por ahí no es. Sé tú quien lleve el control de cómo sientes lo que te ocurre y de las circunstancias que te están tocando vivir. Aceptemos que nada es siempre de color rosa (o del que más te guste) y es gracias a esas mi*rdas que aprendemos a valorar cuando la vida nos sonríe.
Ver las cosas desde otra perspectiva ayuda tanto como que sino no estaría sentada delante del iPad escribiendo y compartiendo este pequeño recordatorio de que disfrutes de la vida, porque hoy estás aquí y mañana quién sabe.
En tus mano está :)