Hoy he estado malita del estómago. Aunque siendo sincera tendría que decir que más que del estómago ha sido de la cabeza. Ansiedad ha vuelto a decir hola. Tenía mi mente a punto de explotar con tantos planes y ninguno anotado en la agenda, es ahí cuando ansiedad ha tomado la riendas de mi respiración y ha aumentado mi angustia, todas las voces de mi cabeza hablando a la vez: la autoexigencia y disciplina diciendo que debo cumplir con mi rutina de deporte, mi lado social diciéndome que quede hoy a tomar algo con mis amigas, mi lado de "autocuidado" que me eche una siesta y lea tranquilamente, otra que dice que avance con el proyecto personal. Dime tú a mí quién no se va a volver loco con tantas voces hablando a la vez y en volumen cada vez más alto. Es un mareo constante, un rompecabezas en el que eres tú mismo quien te boicoteas: pones una pieza y a la vez estás quitando otra con la mano contraria. Un juego de nunca acabar.
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inconsciencia
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Hoy he estado malita del estómago. Aunque siendo sincera tendría que decir que más que del estómago ha sido de la cabeza. Ansiedad ha vuelto a decir hola. Tenía mi mente a punto de explotar con tantos planes y ninguno anotado en la agenda, es ahí cuando ansiedad ha tomado la riendas de mi respiración y ha aumentado mi angustia, todas las voces de mi cabeza hablando a la vez: la autoexigencia y disciplina diciendo que debo cumplir con mi rutina de deporte, mi lado social diciéndome que quede hoy a tomar algo con mis amigas, mi lado de "autocuidado" que me eche una siesta y lea tranquilamente, otra que dice que avance con el proyecto personal. Dime tú a mí quién no se va a volver loco con tantas voces hablando a la vez y en volumen cada vez más alto. Es un mareo constante, un rompecabezas en el que eres tú mismo quien te boicoteas: pones una pieza y a la vez estás quitando otra con la mano contraria. Un juego de nunca acabar.